lunes, 8 de noviembre de 2010

Mapa de los lugares sin nombre


Mapa de los lugares sin nombre
Tania James
Trad. Eduardo Iriarte
Salamandra, 2010
Al principio estuvo la luz, como si se tratara del amanecer de los tiempos. Pero allí había risas de niñas y adultos. El estallido era puro entretenimiento fruto de los fuegos de artificio. Sin embargo, hubo centellas en lugar equivocado, la mano estalló pues se consumó el accidente y hubo mutilación. Y la risa de una de las niñas se cortó de la misma manera que se cercenó su mano diminuta, a partir de ahora llamada muñón. El grupo de la risa y de la desgracia lo componen un padre, sus dos hijas y la abuela. Viven en Kerala, India y es 1995. Y sí, la belleza de la narración de esos primeros momentos se instala visualmente en quien lee y se convierte en una imagen que perdura. Todo surge de las páginas de Mapa de los lugares sin nombre, la primera novela de Tania James (escritora que creció en Louisville, Kentucky), un texto atractivo que atrae sin fisuras durante gran parte de la narración. Las protagonistas de la novela son Linno Vallara, la niña accidentada que desarrolla con una única mano un talento singular para el dibujo; y Anju, su hermana pequeña, estudiosa e inteligente y con deseos de viajar a Estados Unidos. También son elementos indiscutibles una infantil y cruel traición, fuente de infelicidad y conflicto. Así como un nutrido grupo de personajes, secretos y situaciones que acompañarán a las protagonistas por mundos bien distintos: el pequeño de Kerala con su escala de castas, y el universo parcelado en clases de Nueva York. Son dos culturas, pero también dos épocas, pues la educación, los avances, el vértigo en el consumo de emociones, suponen años de distancia. Hay un sin embargo, pues los potentes estallidos de luz que proporciona la novela, en esa colisión entre dos mundos, pierden intensidad en algunas de las situaciones que señalan el vacío y los rasgos de la iconografía neoyorquina. En esos momentos, la seducción se modera aunque páginas después retome el vuelo y cancele el distanciamiento. Así pues, Mapa de los lugares sin nombre encierra alguna que otra debilidad, pero es una hermosa primera novela que va a gustar.
María José Obiol
El País (Babelia)

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